Nunca me sentí más acompañado como rodeado de nadie por arriba, nadie por abajo
Fue entre la multitud, cuando supe del regusto de la derrota
Fue rodeado de extraños como yo, de anónimos como yo, que descubrí la infinita desolación que proporciona un semejante
Fue entonces, en plena plaza pública
Fue allí, a las doce del mediodía
Fue así que me di a la locura de romperlo todo (el cable, los papeles, el semiconductor que me mantenía magnetizado a la patraña de la comunidad) y adentrarme en la senda luminosa que conduce al centro del bosque
a la planicie sin arrugas
al momento álgido en que todo comunica con todo
(como la piedra azul que entabla conexiones cuando, a oscuras, irradia)
a la soledad de hombres, no de los nombres
de los seres que he descubierto
lejos de vosotros, cerca de todo los demás:
en mi yo más alejado de mí, en mi
real y perfecta
despersonalización.
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Escrito por Proteo a las 4 de Diciembre 2003 a las 12:33 PM