Ahora que el tiempo ya manda sobre sí mismo, sin esas oquedades grises que solía rellenar con mortero.
Ahora que las horas caen por su propio peso, ahítas o vacías, pero en cualquier caso en perfecta vertical.
Ahora que manda de nuevo el agua, y el mágico elemento puede circular sin grandes trabas, depurado hacia su desembocadura.
Ahora, en este ahora de la tortura cesante (no sé si canina o gatuna, expectante o amodorrada, oriental u occidental) donde sólo cuenta el placer hacia adelante, no el instante hacia su atrás.
Ahora que regreso a mi esperanza de nada, de meros aconteceres nimios, de signos que vienen y se van sin apenas daño, de linternas apuntando hacia los mares, de goces eximios al alcance de una tecla...
Ahora: con una mano extendida.
Ahora: con el pensamiento en posición fetal.
Ahora, y aquí: satisfecho y aguardando, en un afán sin perspectivas, en una espera sin jamás.
Ahora mando yo--y el que obedece soy, de nuevo, sólo yo.
Escrito por Proteo a las 19 de Abril 2004 a las 11:34 AM