21 de Mayo 2004

RUBATO

Retengo y luego suelto versos como si fueran granos de arena entre mis manos… Acelero, multiplico mis pasos por mil quinientos, soy el que más rápido pasa de cero a cien (por algo me llaman el talgo de las siete y diez). Ahora voy lento y me demoro en cada rincón de la palabra a-h-o-r-a: en la hache intercalada paso días enteros, en la o caracoleo y busco mi propio centro giróvago, en la a encuentro al fin otro camino hacia el comienzo… Ahora, ahora, luego, luego, me dilato y me sueño pasta blanda que en el tiempo encuentra su aliado. Voy, sigo, voy siguiendo, empiezo de nuevo cada vez, me recreo si me deshago porque más nos afirma cuanto nos desmiente, será porque sólo me hallo si en mí mismo me pierdo… sueño, sueño, veo, veo, te estoy viendo a ojo de buen cubero, ah mi patraña tan bien armada, evaporación en el alba caliente de una densa nube de larvas, enjambre, ubre, uve, tren, ¿ves?, ven, ven, que se te ve asomando (como siempre) por donde ya no se te espera… ¿Quieres más? ¿Más madera, más carne, más humus o más palabras? ¿Sabes de lo que hablas o prefieres el palo de ciego, la venda inversa, el ir palpando por fuera los signos para descubrirles la incisión, la muesca amarga, el tipo de acceso inconveniente y, sí, la genuflexión? Pues quien roba a un ladrón se ha ganado el derecho a los saqueos de frente y de costado, a la incursión advenediza, a llegar y que caigan las prevenciones y estallen los protocolos y derramen las ánforas su contenido por todo el suelo (el suelo de vivir y el suelo de elevarse). Pues quien escribe a repelo de la expectativa, y aun así se impone una dura ley, corre como loco hacia el veraz —e inquisitivo— desierto sin personas, sí, sí, pero con un único espectador.

Escrito por Proteo a las 21 de Mayo 2004 a las 05:19 PM