Él es el que Es:
de acuerdo, así sea,
amén.
Yo, no. Yo soy
el que va a ser,
el que era y esa interrogación
que se balancea entre los dos.
Él es recto, plano
y completo. Yo, en cambio
prefiero verme un poco informe,
con bultos y hondonadas,
algo fofo y arrugado,
en fin, bastante pobre
en atractivos pero sobrado
de zanjas, socavones
y protuberancias
en el cuerpo y en el alma.
Él es palabra, es La Palabra.
Yo soy apenas, y con esfuerzo
sombra, eco, resonancia
de Su cielo en esta tierra.
Entre mi aquí y su dónde,
mi ahora y su cuándo,
quiero trazar, y trazo,
espacios de alianza,
tiempos conformes,
plazas, calles y veredas
entre Su voz y el Hombre:
que venga o no venga
a nosotros su reino es algo,
compañeros, cuya tardanza
ni me afecta,
ni me corresponde.
Si hablo es sólo (lo declaro)
para darle a esta esperanza
la apariencia de una Nada
firme tras su esencia
confusa y rara de Algo.