Día fausto, espeso.
Día de humedades, de manchas permanentes, de codicia de salir y no obstante quedarse.
Día estable, suspendido en ese brete concentrado en forma de licores excelentes.
Día desdibujado, desdibujante, difuminador, acongojante en las ubres de una nube recargada ¿de qué?
De agua obliterada, de alcanfor y cansancio de armarios repletos de ropa usada ¿por quién?
Por el amigo que fui y ya no soy, el perfecto conocido, el malhechor malherido al cual todas las flechas apuntan sin tenerme de diana. ¿Por qué?
Porque soy lógico y mudable, y aparezco justo donde se me espera.
Sin estrategia, os sorprendo y me defiendo.
Mi forma de huir es mi forma de quedarme.
Escrito por Proteo a las 10 de Diciembre 2004 a las 02:22 PM