28 de Abril 2004

Claroscuros

Claroscuros: fantasmas
de la nitidez postergada
por uno solo de los lados.

Inquinas de la suposición.

Venturas aventuradas
a una carta-comodín:
su valor está por decidir.
Por ahora, es sólo guano.

Palabras dejadas en prenda
al más ínclito usurero:
el interés se multiplica por mil,
pero acaba uno olvidándose del precio,
y eso sale extremadamente caro
(que me lo digan a mí,
el más inhábil pagano).

Esfuerzos por sonreír.
Lágrimas simuladas.
Máscaras que se subastan,
si no al mejor postor,
sí al que más alto dice que sí,
mi alma, que sí, mi amor.

La resolución
no podría estar más clara.
No hay posible confusión.
Quien puja es el que manda
—y quien no, ahí está el avión
y la matraca.

Capotes de adiós:
la muleta, a la maleta.
Ni siquiera ha sonado el pasodoble
y ya te ha dado el pasaporte
y dos de sus múltiples orejas:
a) la de escuchar,
b) la de hacerse la sueca.

La próxima vez llevaré linterna
y un pedazo de algodón
(ya sabes: por lo de la prueba).

Escrito por Proteo a las 28 de Abril 2004 a las 07:48 PM