El deseo de una esencia
generó, como reflejo,
la existencia incalculada:
desbordante promesa,
complicidad dada
desde el principio como acceso
directo a la evidencia
de un ser aún más completoparva
concatenación de sucesos
unidos por una misma querencia
estilos parejos, danza
hermanada en la avenencia
común, afortunado encuentro
de tu hambre atrasada
de tu carne y mis sólitas ganas
de roer mis propios huesos.
Solos cada cual en su ribera,
nos miramos cara a cara
y a nosotros mismos nos vemos.