¿En qué lugar de la cadena
mi orientación perdió los rastros?
¿Dónde se detuvo el movimiento
que me llevaba empujando hasta el final
sin un solo aspaviento,
sin vacilaciones tampoco?
¿A qué extraño paraje
de lagunas y cráteres vine a parar,
yo, a quien los mares amaban
y el cielo llamaba hijo?
En algún punto de la gran senda
tomé el desvío equivocado.
Desde entonces voy vagando
como un pañuelo sucio
por caminos que desconozco.