Si te duele la mano izquierda, ¡córtatela!
Si concibes pensamientos impuros, ¡estrangúlalos,
o derrama su sangre en un cáliz
del que luego beberás, ansiosa y blanca,
como beben los abstemios a distancia!
Si la música te envuelve
con armonías afines, con seducciones
magnéticassi tienta el baile
tus pies quebrados por la inmovilidad.
Si la estampa fija de tu hogar
tiembla al contacto de las hojas verdes
que, como membranas traslúcidas,
parecen llamarte desde detrás de la mampara.
Si el juego que iniciaste quiere llevarte lejos
(más allá de las ventanas hay luz
y una lluvia fina que impregna tu cara
entrevista quizás).
Si apuestas con los dados cargados
con el plomo de tus múltiples renuncias preventivas.
Si nadas en la orilla y guardas
la ropa entre algodones ignífugos,
ESCUCHA:
a) la cabeza más ligera es la cabeza hueca
b) quien no ama lo que quiere tiene que odiar lo que no quiere
c) renunciar es virtuoso sólo para los muertos
d) esto parece una carta pero es un martillo,
es una queja pero revierte en perdón:
yo no soy quién para juzgar
los motivos que te hicieron condenarme,
oh tú, mi juez oculta en la barrera.