Cuando me hablas de las vistas que disfrutas desde la azotea, yo salivo pensando en la tiniebla del sótano.
Cuando alabas la humedad del norte peninsular, yo sueño con el viento seco de las islas del sur.
Si cantas a la luz tenue de la luna, empiezo a añorar el sol.
Siempre estoy en el lado opuesto. Soy el lógico complemento, la dialéctica compensación, el contrapeso sin el cual la circunferencia del mundo no se cerraría.
Sin mi sustancial contestación, tu pulsión afirmadora quedaría ciega, parcial y coja.
Escrito por Proteo a las 14 de Octubre 2004 a las 01:59 PM