Desgracia es abrir la mano y no sentir el tacto cálido del vacío entre los dedos.
Desgracia es subir la escalera peldaño tras peldaño y tener la clara impresión de que no asciendes.
Desgracia es evocar los instantes idos de plenitud de un modo distante y mortuorio.
Desgracia es revolverse en el asiento y perder, en un solo gesto, el gusto de la renuncia y el placer de hacer proyectos.
Desgracia es creer que uno tira del carro del tiempo, cuando en verdad eres tú el arrastrado.
Desgracia es saber pero no acabar de asumir.
Desgracia es continuar ignoro el qué, desconozco hacia dónde, temo hasta cuándo.
Escrito por Proteo a las 12 de Noviembre 2004 a las 08:35 PM